Por Boris Aguilar B.
Dando vueltas en mi cama, no pude dormir esa noche que nos vimos en aquel bar, cada uno pretendiendo no conocer al otro, evitando estar demasiado cerca, riendo por fuera, pero sintiendo la presencia del otro de forma muy latente y real, de manera muy intensa. Cómo fue que pasamos de esas noches encendidas en mil llamas que incendiaban, a las gélidas noches de invierno donde somos tan solo dos personas que se reconocen y que comparten un pasado en común, uno donde ninguno creía en la posibilidad de estar sin el otro. Ahora somos dos desconocidos que un día se amaron como pocas veces llega uno a amar y como pocas veces uno se entrega en la vida. Ahora solo somos dos individuos que cruzan miradas indiferentes y que comparten mil y un secretos confidentes que solo tú y yo sabemos.
Podrás pretender que ni siquiera nos conocemos, pero pocas veces alguien te ha llegado a conocer como yo te he conocido. No solo cada milímetro de tu cuerpo, sino cada rincón de tu agitada mente y arremolinado corazón, así como tú eres, torbellino de emociones que encontraba su calma cuando nos fundíamos en un beso. Como si no supiéramos del otro aquello que quizás ni siquiera nosotros mismos conocemos, porque hay cosas que simplemente no se pueden ver con los propios ojos. Te he visto aquella noche y no solo te he recordado, por un momento también te he sentido y he vuelto a rememorar lo que se siente extrañarte, aun estando tan cerca, aun estando junto a mí.
Que la vida te entregue las alegrías que quizás yo no te di, o que quizás simplemente no fueron suficientes. Que tus días sean torbellino de felicidad, así, caóticamente emocionantes, como solo tú eres. Y que tus noches sean de sueños y de perdón, de olvido y sanación, porque sé que aún guardas dentro de ti, pedazos de rencor a los que te aferras para poder olvidar más rápido. Que a tus primaveras no les falten nunca flores. Que a tus veranos no le falten nunca vino. Que a tus inviernos no le falten nunca café, y a tus otoños de tristezas, mis recuerdos, para que te ayuden a florecer de nuevo y no olvides que a veces decimos adiós, para poder renacer de nuevo…