Por Boris Aguilar Bustamante
Mudémonos juntos. Deshagámonos de nuestros miedos, de los prejuicios, y del temor del qué dirán.
Tal vez a un principio no sea fácil. Tendré que pedir horas extra en el trabajo y quizás debamos privarnos de algunas cosas a un inicio para tratar de ahorrar un poco más. Buscaremos un apartamento barato, quizás no tan céntrico. Venderé el viejo auto que me dejó papá para comprar nuestros primeros muebles y probablemente por algún tiempo no pueda llevarte a cenar a lugares caros.
¿Pero sabes?, nada de eso me importa, porque ya sea un departamento viejo y ófrico, o una casa maltrecha en las afueras, contigo sería un hogar y eso es todo lo que deseo. Y aunque el piso rechine o el techo se caiga, tendremos a las estrellas como manto y mis brazos te darán calor, porque existo para protegerte y amarte cada instante.
Cocinaré para ti todos los días. Y con cada bocado que te lleves a la boca, te llevarás también un pedazo de mi amor, porque cocinar para ti sería un honor. Mi obligación es alimentar tu cuerpo, pero también tu alma. Eres mi complemento, contigo nada me falta.
Y así, un día seremos bendecidos y en tu vientre sagrado brillará una tenue luz de esperanza, fruto de nuestro amor. Florecerá lentamente y seremos muy dichosos. Eres tú mi primavera porque sé que un día retoñará en ti nuestra más bella creación.
No tengo mucho que ofrecerte, solo mi vida por completo...