domingo, 31 de agosto de 2014

NUBE DE SUEÑOS


Una tarde, de muchas tardes confusas, caminaba solitario rumbo a casa mirando las nubes, buscándoles forma, creando en mi mente mil historias, soñando despierto e imaginando cosas maravillosas.
–Si fuese una nube– me decía a mí mismo, –sería todo lo que quisiera ser, porque tomaría la forma que deseara en completa libertad, flotando en el cielo.


Era un pensamiento fabuloso en aquel momento ya que había estado por mucho tiempo perdido, sin saber qué hacer, confundido, totalmente extraviado en un camino indescifrable. Fueron varios años, de esos umbríos en que parece que las cosas no mejoran y, más al contrario, terminan empeorando. Así que desear ser nube era en cierto modo la metáfora perfecta de lo que en el fondo yo deseaba ser y era ser libre, era ser feliz.

Comencé entonces a considerar abandonarlo todo y comenzar de nuevo, iniciar una nueva etapa en la que sea yo mismo quien elija el camino y no así la sociedad, el sistema o mis padres, en un mundo donde existen tan solo mi cuerpo y mi mente, en completa libertad.

Así que me puse a pensar en la gente a lo largo del mundo y la historia que ha alcanzado el éxito, en cualesquiera ámbitos de la vida: negocios, arte, deportes, humanitarismo, etc. Y me dije –¿qué tienen esas personas en común? ¿Qué las hace diferentes o qué las hace semejantes?– y tras pensar y pensar noté lo evidente, algo que todo el mundo sabe pero simula desconocer y es que todas esas personas hicieron algo que realmente les apasionaba, algo que amaron y que les llenó de esperanzas, algo que le dio sentido a sus vidas. Hacer lo que a uno le gusta, en otras palabras, de eso se trata.

Pensadores como Confucio ya lo habían dicho miles de años antes y no era el primero en descubrirlo, pero fue aquella tarde que realmente cobró sentido para mí. Fue ahí que, sin saber lo que exactamente deseaba hacer con mi vida, comencé a pensar en esa posibilidad. Haría algo que me hiciera feliz y sería quien quisiera ser.

Pocas semanas después, por cosas de la vida, encontré ante mí una oportunidad, era una única oportunidad que no sucede a diario, tan solo unas pocas veces en la vida, y la tomé, sin dudarlo, sin pensarlo demasiado, la tomé, y fue desde entonces que encontré algo que amaba y que me apasionaba con vehemencia. Había encontrado aquello que tanto deseaba, aquello que parecía conocer desde siempre pero que en realidad jamás había visto.

El fondo de todo esto halla su raíz más fundamental en la mente, es de ella que proviene la misma realidad. De los pensamientos surgen nuestras decisiones y es ahí donde debemos comenzar. Quizás tuve suerte, pero yo pienso que tal cosa no existe. Quizás fue la ley de atracción, quizás no, pero de una u otra manera, sucedió y en realidad, podría sucederle a cualquiera, solo hace falta desearlo y no desaprovechar ni una sola oportunidad para ser feliz.

Al final, todos, de alguna manera, somos como nubes, depende de cada uno la forma que éstas adopten. No importa que otros las vean como un cúmulo de gas inerte en el cielo, para ti ese cúmulo tiene una forma, y la labras desde tu mente y la construyes con tus acciones, con tus decisiones. Pronto no habrá límites, serás lo que deseas ser, harás lo que amas hacer y lo más importante, serás libre.